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1.2. Amor a primera vista.
Ayer te conocí y me enamoré de ti. Al verte en la pista supe eras el bueno. El hombre soñado que me amará, se casará conmigo, dará una linda familia y sacará de chambear. Dice Juanita que estoy idiota. Que tú no harás nada de eso. ¿Verdad que sí? No quiero estar sola. Sola como perro sin dueño, sin nadie a un lado.
Las lámparas te iluminaban por ratitos, dejándome ver tu sonrisa masculina, tu barba de candado, la patilla alargada. Quise por un momento ser rayo de luz o sombra en el suelo para posarme sobre tus labios o arrastrarme a tus pies, para acariciar los hoyitos de tu cara o escurrirme por debajo del ombligo. Quise ser todo eso y también tu mujer.
Envidié la música por entrar hasta el fondo de ti. Sí yo pudiera hacer lo que ella hacía llegaría al centro de tu corazón y te mataría de amor con un sonido. También mataría la cosa que llevabas del brazo, la puta esa que se te repegaba y te robaba el aliento que era mío. Dolió no ser yo quién estuviera a tu lado para agotar ese calor, para empaparse de tu sudor. Dolió la distancia que nos separaba. Dolió no saber tu nombre ni saber quién eres, a qué te dedicas y más aún ni supieras de mi existencia. Dolió haberse enamorado de ti a primera vista sin que me hubieras volteado a ver. Pero no, no renegaré. No lo haré. Ya te encontraré y entonces serás mío. Lo sé. Lo juro. Un pálpito aquí abajito me lo dice. Ni San Antonio ni San Juditas Tadeo pueden dejarme abandonada. Ya lo hicieron por mucho tiempo.
continuará...
Hace 11 años
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